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Qué queso puedes comer sin afectar la salud de tu corazón

El queso es uno de los alimentos más amados en todo el mundo. Cremoso, sabroso, versátil y reconfortante. Sin embargo, durante mucho tiempo ha sido catalogado como un enemigo del corazón debido a su contenido en grasas saturadas y sodio. ¿La buena noticia? No todos los quesos son iguales. Si eliges bien, puedes disfrutar de su sabor sin comprometer tu salud cardiovascular. En este artículo descubrirás qué tipo de queso puedes consumir de forma segura y cómo integrarlo a tu dieta con equilibrio y conciencia.

El dilema del queso y la salud del corazón

Muchas personas evitan el queso por miedo a subir su colesterol o dañar su sistema cardiovascular. Y aunque algunos quesos sí contienen niveles elevados de grasa y sal, también hay opciones más saludables que incluso pueden formar parte de una dieta cardioprotectora.

¿Por qué se relaciona el queso con el riesgo cardiovascular?

  • Contiene grasas saturadas, que pueden elevar el colesterol LDL (el “malo”) en algunas personas.
  • Muchos quesos son altos en sodio, lo que puede aumentar la presión arterial.

Pero también aporta beneficios:

  • Fuente de calcio, proteínas y vitaminas del grupo B.
  • Contiene ácidos grasos beneficiosos como el CLA (ácido linoleico conjugado), especialmente en quesos de vacas alimentadas con pasto.

Consejo práctico: La clave está en la calidad del queso, el tipo, la porción y la frecuencia con la que lo consumes.

Los mejores tipos de queso para cuidar tu corazón

No tienes que eliminar el queso, solo elegir versiones que aporten más beneficios que riesgos. Aquí van algunas de las mejores opciones:

1. Queso fresco bajo en sodio

Ejemplos: ricotta, requesón, cottage

  • Son bajos en grasa y sodio.
  • Ricos en proteínas y fáciles de digerir.
  • Excelente opción para desayunos o meriendas.

Ejemplo real: Ana, diagnosticada con hipertensión leve, comenzó a reemplazar el queso rallado salado por ricotta en sus tostadas y notó mejoras en su presión arterial.

2. Queso mozzarella bajo en grasa

  • Suave, versátil y con menor contenido de sodio comparado con otros quesos curados.
  • Ideal para ensaladas, snacks o fundido sobre verduras al horno.

3. Queso de cabra o feta con bajo contenido en sal

  • Aunque suelen ser más intensos en sabor, existen versiones reducidas en sodio.
  • Aportan grasas más fáciles de metabolizar.
  • Mejor opción si tienes problemas digestivos con la lactosa.

Consejo práctico: Lee las etiquetas y elige versiones con menos de 150 mg de sodio por porción y menos de 5 g de grasa saturada.

Cómo integrar el queso de forma inteligente en tu dieta

Más allá del tipo de queso, la forma en que lo consumes también marca la diferencia. Aquí te comparto formas saludables de incorporarlo:

  • Controla las porciones: Una porción saludable de queso equivale a unos 30 gramos (lo que cabe en dos dedos).
  • Acompáñalo con vegetales: Una ensalada con queso de cabra y aguacate es más saludable que un sándwich con tres tipos de queso.
  • Evita combinarlo con embutidos o alimentos ultraprocesados: Mejor acompáñalo con frutas frescas o pan integral.

Ejemplo real: Carlos, de 58 años, amante del queso, aprendió a usarlo como topping en platos vegetales y no como protagonista. Redujo su colesterol y perdió peso sin dejar su comida favorita.

El queso también puede ser parte de una dieta saludable

La dieta mediterránea, reconocida como una de las más cardioprotectoras del mundo, incluye el queso en pequeñas cantidades. Lo importante es mantener un equilibrio general en la alimentación.

Consejo práctico: Si llevas una dieta basada en plantas, también puedes optar por quesos vegetales enriquecidos con calcio y bajos en sodio. Son cada vez más sabrosos y accesibles.

Señales de alerta al elegir queso

Evita los siguientes si tu objetivo es cuidar tu corazón:

  • Quesos ultra procesados o tipo “americano” (lonchas industriales).
  • Quesos curados muy salados (como parmesano o manchego en exceso).
  • Versiones con ingredientes añadidos como tocino, especias artificiales o rellenos grasos.

Tip de etiqueta: Busca ingredientes simples: leche, sal, fermentos y poco más.

Conclusión: Disfruta del queso sin culpa ni riesgos

Sí, puedes comer queso sin poner en riesgo tu corazón. La clave está en la elección informada y en la moderación. Opta por quesos frescos, bajos en sal y grasa, y aprende a combinarlos de forma inteligente. Comer con conciencia no significa privarte, sino elegir lo que realmente te nutre y te da placer.

Porque una alimentación saludable también puede ser deliciosa.