¿Qué somos antes de llegar a este mundo? Es una pregunta que ha rondado la mente humana desde siempre. Antes de abrir los ojos por primera vez, nuestra existencia es un misterio envuelto en posibilidades. Algunos dicen que somos solo materia esperando transformarse, otros creen que nuestra esencia ya existe en algún rincón del universo, flotando entre lo invisible y lo eterno.

Si pensamos en la vida como un viaje, nuestro comienzo podría ser un suspiro silencioso entre las estrellas. Tal vez somos energía buscando un cuerpo para habitar o recuerdos de otras vidas esperando despertar en una nueva historia. Las culturas antiguas hablaban de almas que viajaban por el tiempo, esperando el momento justo para nacer. ¿Y si nuestra conciencia siempre ha estado aquí, solo cambiando de forma?

Más allá de lo que creamos, lo cierto es que la vida es un milagro que comienza mucho antes de que podamos recordarlo. Antes de ser nombres o cuerpos, somos una promesa, un latido en potencia. Quizás nunca sepamos con certeza qué fuimos antes de existir, pero esa incertidumbre nos invita a valorar lo que somos ahora: seres llenos de posibilidades que alguna vez solo fueron un sueño esperando convertirse en realidad.