Las ovejas no encogen cuando se mojan, y eso es porque la lana de las ovejas tiene una magia natural que la hace increíblemente resistente. La lana tiene una estructura especial, como una especie de espiral que es súper flexible. Y lo más genial: está cubierta por una capa de lanolina, una especie de grasa natural que la protege del agua. Así que aunque llueva o se moje, la lana de la oveja se mantiene en su forma original, como si estuviera diseñada para soportar cualquier tormenta.
En cambio, la ropa de lana, aunque provenga de la misma fuente, pasa por un proceso diferente. Cuando la lana de la ropa se moja, especialmente con agua caliente, las fibras se abren y se estiran. Luego, al secarse, esas fibras tienden a contraerse, lo que hace que la prenda encoja. Es como si la ropa estuviera menos preparada para enfrentarse a los cambios de temperatura y humedad que la oveja, que tiene su propia “armadura” natural. ¡La oveja siempre está lista para el clima, pero la ropa de lana necesita un poquito más de cuidado!