La pregunta sobre si los seres humanos nacemos naturalmente buenos o malos es algo que ha intrigado a muchas personas a lo largo del tiempo. No hay una respuesta única, porque depende mucho de cómo veas el mundo y las circunstancias en las que crecemos.
Algunos filósofos, como Rousseau, pensaban que los seres humanos nacemos con una tendencia natural hacia lo bueno. Según él, la sociedad y sus estructuras a veces nos desvían de esa bondad innata. Es como si nuestra naturaleza fuera pura, pero el entorno en el que vivimos la va moldeando, y no siempre de la mejor manera.
Por otro lado, otros como Hobbes pensaban que los humanos nacemos con una inclinación más egoísta y que, sin las reglas de la sociedad, estaríamos más centrados en nuestros propios intereses, lo que podría generar conflictos.
En realidad, muchos creemos que los seres humanos somos una mezcla de ambas cosas. Todos tenemos la capacidad de hacer el bien, pero también podemos actuar por interés propio o en defensa de nosotros mismos. Depende mucho de las experiencias que vivimos, de cómo nos educan y de los valores que nos inculcan. Al final, lo que más nos define es cómo decidimos actuar, influenciados por el entorno, nuestras emociones y nuestras decisiones.
